miércoles, 6 de noviembre de 2019

Bienvenidos a mi blog


en este blog verás diferentes tipos de ritmos colombianos, espero te guste

Que es la música colombiana

La música colombiana  es expresión de la cultura del país. Es probable que las canciones populares colombianas se basen hoy en día más en la música comercial que en la combinación de influencias africanas, indígenas y españolas de la que surgió, pero la música de Colombia  ha llegado a percibirse como parte integral de su cultura y sigue en plena forma, y lo mismo sucede con los bailes colombianos que la acompañan.
La cumbia es un género de música colombiana que cuenta con mucha afición. La cumbia cienaguera está considerada por consenso mayoritario como uno de los ritmos colombianos más importantes, manteniendo su popularidad a lo largo del tiempo. El baile que la acompaña imita el cortejo: las mujeres coquetean con sus faldas y mantienen los pies juntos para representar los pies con grilletes de los esclavos que inventaron este baile típico de Colombia. El vallenato es otro tipo de música popular colombiana, como lo son el porro, el pasillo (la adaptación colombiana del tradicional vals) y el currulao, que fue añadido en 2010 a la lista de Obras Maestras del Patrimonio Cultural Oral e Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
La salsa, el reggaetón y el merengue son otros ritmos de Colombia que suelen encontrarse en bares y discotecas, aunque también son característicos de otros países de Hispanoamérica. Sin duda, la artista colombiana más famosa de todo el mundo es Shakira, aunque existen otros cantantes de talento, como Juanes, creadores de una popular música colombiana que hoy disfrutan todos los países americanos de habla española.

Instrumentos urbanos

La música urbana es hoy un fenómeno musical y cultural. Su presencia en los medios de comunicación y las redes sociales invade los espacios sociales y determina en gran medida el estilo del entretenimiento en la era de la posmodernidad. Sin embargo, a pesar de su impacto en países como la República Dominicana, es todavía una faceta de la música poco estudiada. En este artículo se revisan las relaciones entre la cultura popular y la ciudad, entre el centro y la periferia, el campo y la ciudad, así como la evolución de los géneros musicales y las relaciones con los medios de comunicación. Lírica de la «música urbana»: ciudad y medios de comunicación

Música urbana

Dos días antes de agotar las entradas del Madison Square Garden de Nueva York por primera vez, J Balvin está deprimido. "Nadie quiere levantarse y decir: 'Hoy voy a llorar como un hijo de puta para que mi familia quede destruida, y después voy a hacer todo lo posible para quitarme la vida'", les dice una tarde de fines de septiembre a los 20.000 seguidores que lo están viendo en vivo a través de Instagram, sentado en el asiento trasero del Mercedes Benz de la agencia Luxury Transportation que lo traslada por Manhattan. "Al que le toca la depresión, le toca", sigue. "En este momento, estoy aprendiendo a entender por qué me está pasando a mí esta ansiedad tan hija de puta que estoy viviendo".
No es la primera vez que la máxima estrella del reggaetón actual habla abiertamente de su salud mental: en los últimos días, entre posteos sobre "Qué pena" -su flamante hit junto a Maluma-, los shows del Arcoiris Tour que el mes que viene lo traerá a Argentina -toca el 14 de diciembre en el Movistar Arena-, una nueva línea de muebles en colaboración con Bob Esponja o el saludo de cumpleaños a su hermana modelo, el colombiano estuvo compartiendo la historia de sus batallas internas. La idea, dice, es alentar a los que atraviesan una depresión a que consulten a un psiquiatra sin miedo al estigma social. "¡No están locos!", repite varias veces en el video. "Y me importa un culo lo que diga la gente de lo que estoy haciendo. Les estoy hablando de mi verdad y de lo que siento".
Como es de esperar de parte de un artista latino que logró dominar totalmente los rankings y festivales del mundo sin dejar de cantar en español, Balvin tiene un largo historial de victorias a la hora de hacer prevalecer "su verdad", y cuando elige una batalla suele darla hasta el final. Además de su campaña por visibilizar la discriminación a quienes sufren trastornos psiquiátricos, actualmente está en una guerra abierta contra los Grammy Latinos, desde que se conocieran las nominaciones de este año y los artistas de reggaetón fueron ignorados en las categorías principales. "Es como organizar el Balón de Oro sin llamar a Cristiano ni a Messi", dice por teléfono todavía desde el Mercedes, minutos después de despedirse de sus fans. "Si no los llaman a ellos, ¿a quién van a llamar?". Lo que más le molesta no es tanto la falta de reconocimiento de la Academia ("Nosotros ya estamos avalados por el pueblo"), sino que los convoquen para tocar en la ceremonia por una cuestión de audiencia, pero luego no les den los premios, algo similar a lo que le pasó al rap estadounidense durante más de una década. "Nos usan", dice. "Pero quiero ver qué pasa con el rating si no vamos".
J Balvin en la tapa de noviembre de Rolling Stone
En el último año, el reggaetón y la música urbana latina alcanzaron su pico histórico de popularidad, superando su propia marca de comienzos de siglo (cuando Daddy Yankee irrumpió con "Gasolina"), trascendiendo la barrera del idioma e incorporando mercados en todo el mundo gracias a artistas como Ozuna, Bad Bunny, Maluma, Daddy Yankee, Becky G, Anitta, Nicky Jam, Karol G, Anuel AA y más, todos representantes de lo que J Balvin llama la "Latino Gang". Balvin estuvo en el centro de ese proceso de conquista, como narra en "Reggaetón", un tema de fines de 2018 que es básicamente la tesis de su cruzada, en el que dice: "Y si el pueblo pide reggaetón/ No se lo voy a negar/ Si las mujeres piden reggaetón/ Pues yo les voy a dar", y también: "Ya tú sabes quiénes son/ Me resalto del montón/ Dios bendiga al reggaetón, amén". La base instrumental, a cargo de Sky y Tainy, sus dos productores más cercanos, tiene el ritmo a la vez pesado, cansino, repetitivo, lento y bailable del género, con una vuelta minimalista que ya es casi una marca registrada, y sobre esa base Balvin fluye ultra relajado, lejos de la violencia de los primeros años, cuando el reggaetón todavía no se había despegado demasiado del rap. En el video, tiene el pelo verde flúo y una remera de Barrio fino (2004), el disco fundacional de Daddy Yankee, mientras sus amigos usan remeras blancas con la palabra reggaetón en azul marino y tipografía Cooper Black, un prenda que probablemente le hayas visto a alguien por la calle o en una fiesta, porque, además, Balvin es un fashion icon capaz de imponer ese tipo de tendencias.
La importancia de Balvin para el reggaetón es muy fácil de medir: básicamente, no hubo un año del último lustro sin un hit suyo: en 2015 fue "Ginza" ("Si necesita reggaetón, dale"); en 2016, "Safari" (en el que puso a Pharrell Williams a cantar en español); en 2017, "Mi gente" (en el que Beyoncé le agregó un par de estrofas, una de ellas también en español); en 2018, "I Like It" con Cardi B y Bad Bunny (la primera vez que Balvin llegó al Número Uno del ranking de Billboard en Estados Unidos); y en 2019 "Con altura", junto a Rosalía, que ya superó los mil millones de reproducciones en YouTube.
En un contexto en el que la población latina de Estados Unidos no para de crecer -en Nueva York, por ejemplo, es del 30%, y se estima que para 2020 podría superar a la población blanca y afroamericana de la ciudad, según un estudio de la Universidad de la Ciudad de Nueva York-, las canciones de Balvin suenan en las playlists de personajes como el ex presidente Barack Obama, que en un acto reciente del Partido Demócrata dijo: "¿A quién no le gusta J Balvin?". Por todo esto, en 2019 el colombiano también logró convertirse en el primer artista de música urbana en tocar en el escenario principal del festival de Coachella en California desde Calle 13 en 2010, y en el primer headliner latino del Lollapalooza de Chicago.